viernes, 14 de enero de 2011

Retrocesos



“Los jefes podrán obligar a sus empleadas a llevar sujetador en el Estado alemán de Westfalia”, con este titular el periódico 20 Minutos digital
( www.20minutos.es/noticia/926669/0/jefe/obligar/sujetador/ ) se hacía eco de una información que pasó desapercibida en la generalidad de los medios españoles. He pegado un enlace de la noticia porque tiene interés. Al parecer un tribunal laboral de ese Estado ha considerado que obligar a las trabajadoras a llevar sujetador de color blanco o carne, tal como exigía a las trabajadoras una empresa de seguridad del aeropuerto, “no afecta a sus derechos personales ni supone una violación desproporcionada de los mismos”.
Este hecho insólito facilita que esta medida u otras similares puedan ser aplicadas en todos los centros de trabajo del Estado de Westfalia. Me pregunto si ¿puede suceder algo así dentro de la Unión Europea y aceptarse sin más? 
Hay que denunciarlo alto y claro, porque, de lo contrario, nunca vamos a terminar con la desigualdad. ¿Cómo es posible que se acepte que se pueda obligar a una mujer a llevar o no ropa interior para conservar el puesto de trabajo, y encima exigir que sea de un color determinado para no provocar. ¡Menudo mensaje!. Es que no avanzamos, retrocedemos. ¿Dónde queda el derecho a la libertad personal y a la propia imagen de estas mujeres trabajadoras? ¿Por qué se tiene que sacrificar su derecho para que unos cuantos hombres -los menos espero- no se sientan “intimidados” o “provocados”? 
Esta sentencia me recuerda a la tristemente famosa “sentencia de la minifalda”, que culpabilizaba a una víctima de violación del hecho, al considerar un atenuante para el violador que ella llevara minifalda, porque claro el juez -un señor de mente calenturienta- estimó que con semejante atuendo iba provocando, pidiendo a gritos ser violada. Este tipo de acciones de la “justicia” reduce a las mujeres a meros objetos vistosos, y culpabiliza a las propias mujeres de los actos y/o los sucios pensamientos de todos aquéllos que siguen sin evolucionar y sin considerar a las mujeres personas autónomas y libres, iguales a ellos, que merecen ser respetadas en toda la extensión de la palabra. ¿Cuándo van a dejar estos tipos de seguir considerando a las mujeres meros objetos sexuales a los que hay que tutelar?

Voy a pegar un poema que escribí con una fotografía que vienen al pelo como complento crítico a hechos como este. Se lo dedico a mi tía Inger, que es además compañera de trabajo insustituible, siempre alerta y haciéndose eco de injusticias como esta, que también me alertó a mi de esta información y gracias a ella me indigné y la puedo compartir con quienes me lean.
Escaparate
El poema dice así:

Maniquíes
Como maniquíes,
así nos quieren.
Calladas, en serie,
aguardando a que nos vistan,
sin discutir de colores,
ni de precios.
Nos prefieren quietas,
con los ojos abiertos,
pero ciegas,
sin preguntas en la boca
y con los oídos perforados de bisutería.


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